Sala de Reunión

Aneil miró a Kyrara y a Asha y repuso:
- Como sea, no necesitamos dos conexiones. Así que si Imer puede hacerlo sin gastar energía, no es necesario que Asha intervenga. Es lo más favorable para el grupo.
Sony asintió y añadió:
- Aparte de eso, a mí me da igual quien salga, pero creo que si en algún momento tenemos que hablar con Handoo, Kyrara sabría mejor cómo tratar con él. Para eso es para lo que sirve un portavoz, ¿no?

En ese momento, Opeth no pudo evitar sonreír apenas un poco. Quizá no conocía a la líder de los Jëylls tan bien como los demás en la sala, sin embargo en su mente se había creado una idea quizá no tan descabellada. No era una idea, de hecho, era más bien una teoría que empezaba con una pregunta.
-Por lo que sé, Kyrara ha pasado parte se su infancia al lado de Handoo, y puedo ver que no se tienen un gran aprecio-Alzó la ceja y enfocó sus blanquecinos ojos en un punto ciego-¿Cómo reaccionaría Handoo al verla después de tanto tiempo? O, mejor aún, ¿Cómo reaccionará la mismísima princesa ante quien la torturó e hirió por años? Es simplemente una pregunta-Alzó los hombros-Que me encantaría que fuera respondida.
Sus ojos se posaron entonces en el más pequeño del salón. Miró a al más joven de sus descendientes, pensando. Había estado rondando una posibilidad en su cabeza, pero no la diría en ese instante. Estaba totalmente fuera de lugar y no quería armar toda una escena frente a los demás, ya que sabía como reaccionaría Sathiel ante su cuestión y el alboroto que armaría su madre al enterarse. Suspiró, esperando a que alguien más hablara.

La mujer escucho como Kyrara hablaba no bien ella había terminado fe ofrecerse. Su mirada celeste hielo se clavó en la zafra de la pelirroja sin expresión alguna, más dentro suyo su mente máquina a mil por cada milésima de segundo, desarmado cada palabra que había salió de la boca de la Líder Jëylls. No dijo nada, tan sólo separó su mirada de la mujer que tenía frente a ella para dirigirla a su hermano, quien enarco una ceja tratando de descifrar lo que en aquellos momentos pasaba por la mente de la joven mujer, y una vez lo entendió suspiro asistiendo una vez con la cabeza.
Fue entonces que la voz del Caminante de la Luna rompió la conexión de mirada entre los hermanos, haciendo que ambos le mirarán antes de clavar sus miradas en Kyrara, esperando respuesta alguna por parte de ella.

Kyrara sonrió abiertamente pero sin dirigir sus ojos a ningún lugar-Cuando el odio es quien guía a una persona no hay muchas posibilidades de que falle, si su objetivo es la venganza claro-Repuso al padre de su hijo, arrugando el ceño y evitando responder directamente-La respuesta está más que clara, si bien conoces mi historia deberías saber como va a finalizar esto.-Finalizó usando un juego de palabras, aclarando su voz.

El chico de ojos verdes miró de reojo a Kyrara e intervino con su voz suave, resaltadamente joven pero firme como la que utiliza cuando pretende amenazar.
- Sea lo que sea lo que piense, no estaría sola. Para bien o para mal la ayudaremos... o la detendremos. Eso también está claro.
Aneil unió su vista fiera a la de su compañero.

Opeth alzó la ceja, claramente divertido por como había utilizado las palabras a su favor para desviar la pregunta.
-No conozco tu historia, y ciertamente no tengo interés en hacerlo. Tu y yo solo tenemos algo en común, y es lo único por lo que nos conocemos el uno al otro, además de los tratos profesionales entre clanes, claro está-Le respondió, refiriéndose claramente al chico que estaba junto a su madre.-Sin embargo, la historia de vida de cada uno no debería ser una excusa para llevar a cabo ninguna acción poco premeditada. Cualquier movimiento impulsivo o en falso guiado por la sed de venganza puede ser la diferencia entre la victoria y la derrota. Pero bueno, si eres la líder de tu clan será por algo... así que, como dijo el Fawkes, te ayudaremos, o te detendremos-Finalizó por fin.
Estaba claro que, si bien no conocía del todo a la mujer, su hijo, Matthew Vollmond, era parte de su clan y por lo tanto le conocía como la palma de la mano, y cualquiera que tuviera dos dedos de frente sabía que el chico había heredado casi por completo la genética de su madre, exceptuando los ojos, que eran idénticos a los de Strahl. Por lo tanto, sabía muy bien como actuaba y no le pasaba desapercibido que Beltza había arriesgado su vida innumerables veces por su impulsividad. Por supuesto que estaba hablando de un adolescente que en ese momento era apenas un aprendiz, sin embargo de algún lugar tuvo que sacar su carácter.

Era típico de ella hacer aquel juego de palabra que alguno seguramente estaba esperando desde que entró a la habitación. Por su parte, Asha no dijo nada cuando el Fawkes le advirtió que iba a estar tanto para ayudarla o incluso para pararla, como también lo hizo Opeth en su momento.
De repente las masisas puertas doble se abrieron de par en par, dejando entrar al Salón a una muchacha de pálida piel, largo.cabello rubio rizado y ojos de un color violeta intenso y atrapante. Sin detener su caminar y sin inmutarse por quienes podrían haberla mirado por unos segundos antes de perder su interés en ella. La muchacha se dirigió hacia donde se encontraban los Hermanos Primordiales, deteniendose en época.hueco que había entre medio para después susurrarle algo a Urgash, quien tan sólo cerró sus ojos y despidió.un suspiro cargado de enojo.y atención.
-Lo lamento caballeros y damiselas, pero mi tiempo aquí lamentablemente a terminado e de irme - miro entonces a la dama que apenas aparentaba unos veinte años - más aún así la joven Alexia se quedará para remplazarme- esta vez dirigió.su mirada a los demás - un gusto haber tenido esta reunión cine ustedes- y dicho.esto se desplazó por el salón en silencio, si quiera el.sonido de sus pasos podía escucharse. Las puertas quedaron cerradas una vez que desapareció tras estas.
Asha miro a Alexia, quien se sentó en aquella silla que sólo pocos seres de altos cargos alguna ves han ocupado. Miro con rostro inerte y la serenidad resbalando en sus ojos violetas a los Setan y después a los Jëylls antes de clavar su mirada en la.pared, esperando.que alguien hablará.

-Si mal no lo recuerdo -Asha hablo mirando a Kyrara ya que lo que iba a decir iba dirigido a ella - ¿Puede ser que Handoo estaba protegido.por.un Dragón de Hueso proveniente de la necrópolis junto.con otro Dragón Oscuro?-se enderezo en su silla mirando de reojo a Alexia, quien (al igual que Asha) miro a Kyrara más esta vez con unos ojos dorados.

-No me sorprendería si así fuese - exclamó al instante de separar su mirada tajante de Opeth-Le fascinan toda clase de criaturas, y si son poderosas las coleccionará como simples estampillas - añadió serena, retomando la compostura. Suspiró y de re ojo miró a su pequeño, apreciando la firmeza de sus piernitas al estar parado durante tanto tiempo. Kyrara se paró y ofreció el puesto a Sathiel, después de todo era un niño.
Schieben lo miró, cambiando su expresión drásticamente por sólo dos segundos, para volver a su siempre seductora y sarcástica sonrisa.

Sony respiró hondo, algo cansado de la conversación y deseando salir al exterior para olisquear la humedad, se levantó de la mesa diciendo:
- Bueno, señores, si no tenéis ninguna pregunta más me gustaría abandonar la sala. Tengo que gestionar mi clan -mintió perezosamente, solo visible para los buenos detectores.
Aneil le imitó y se dirigió hacia la puerta.

-Bien, supongo pues, que hemos concluido esta reunión-Confirmó Durza las palabras del Fawkes, que igualmente estaba totalmente ansioso por irse de ahí, por saber como se encontraba el Infierno en ese momento. Él jamás se sentó en ningún asiento, únicamente se encontraba apoyado en una pared, alejado de los demás. Estaba a punto de irse, cuando Opeth lo detuvo por el hombro.
-Llama a todos los del Clan, Folter, Beltza, Antares, Chaos y Hannibal, y diles que te esperen a la salida, explícales con exactitud la situación y da las primeras instrucciones, yo les alcanzaré luego-Le dijo en un tono que claramente no admitía negaciones. El Sombra asintió levemente y prosiguió con su camino. Una vez se hubo ido, la blanquecina mirada se dirigió en ese momento a la líder de los Jëylls-Necesito hablar contigo. A solas-Confirmó para que no quedara ninguna duda, eso iba para todos, incluido su propio alumno que en ese momento lo veía con una ceja levantada-Trae a Sathiel contigo

Asha no dijo nada, sólo escucho lo que Kyrara dijo, asistiendo con la cabeza antes de levantarse y pone una de sus delicadas manos en el hombro de Alexia y seguir avanzando por el lugar.
Entre tanto, la joven Kolmainsus no despegó sus ojos de Schieben, sabía quien era el Jëylls y que artefacto poseía, sabía que en algún momento se iban a enfrentar y por supuesto ella terminaría venciendo tomando el anillo que le pertenecía. Su mirada , la cual ahora de un color celeste translucido, no se despegó del muchacho hasta sentir que la llamaban. Sólo en ese momento despegó su vista del Jëylls y emprendió su camino hasta llegar a Asha, pasando por al lado de Durza sintiendo una fuerza proveniente de este que la tiraba. Una vez ambas mujeres salieron del lugar se sintieron libres de poder usar la Magia Azul, informando a los Kolmainsus lo.que había pasado dentro del Salón.

Arrugando el ceño, Kyrara asintió a Opeth. Algo que detestaba eran las ordenes pero en este caso calló. Schieben salió tras Alexia, jugueteando con el artefacto tal y como lo hizo durante toda la reunión. Apenas fuera desapareció.
Sathiel permaneció en el asiento de su madre, quien ocupó el de Schieben a continuación.

Le causaba mala espina tener a un Jëylls caminando tras su espalda, agregando encima el hecho de quien iba atrás suyo era ni más ni menos que el portador de uno de los siete Artefactos Primordiales, por ende no debía ser un Jëylls común y corriente como cualquier otro. Sintio la atracción que el artefacto hacia en ella, algo inevitable que le hizo emitir un bajo y gutural gruñido imperceptible. Alexia desvió su caminar hacia unos sofá que había fuera de la Sala de Reunión, quedando al lado de Asha y frente a un sofá completamente vacío, más sus ojos seguían clavados en el Jëylls portador del artefacto.

Sin tardar en sonreír y susurrar algún que otro mensaje, Schieben se esfumó.
Por otro lado, ya solos en la habitación, Kyrara y Sathiel miraron a Opeth a la misma vez, a la espera, ella más molesta e intrigada que él, pero no menos atenta.

El terror Pacífico puso una mano en el hombro de Alexia, como impidiendo algún movimiento que la rubia haría y después se arrepentirán de ello.
-Ven vamos - susurro mirando de reojo a a Schieben antes de que este se esfumara. Ambas mujeres se levantaron yéndose del lugar.

Al fin, cuando estuvo completamente seguro que nadie más estaba en esa sala, el demonio se despegó de la pared en la que había estado apoyado toda la junta y se acercó a donde estaban madre e hijo.
Por primera vez en toda la velada, arrastró una silla y tomó asiento. Como si aún pudiera distinguir algo que no fueran las auras, su mirada se dirigió al más pequeño.
-No acostumbro hacer esto, y será una de las pocas veces que me verás actuar de este modo. En el poco tiempo que llevas bajo mi tutela te he enseñado a valerte por ti mismo y tomar tus propias decisiones, sin embargo este es un caso especial en el que tu madre tendrá que intervenir-Miró rápidamente a Kyrara, como si estuviera solicitando su apoyo y luego volvió hacia Sathiel. No había acidez ni dominio en su voz, más bien utilizaba un timbre bajo y suave, como quien quiere llegar a un acuerdo difícil. Largó un suspiro cansado, sabiendo que lo que diría no sería algo común. Esta vez alzó la cabeza, mirando a sus dos interlocutores al mismo tiempo, sin fijarse en ninguno en especial-Las cosas en el Infierno se están poniendo difíciles. Estamos en medio de la Cuarta Guerra Santa y ya han aparecido dos enviados divinos para destruirnos. Se están comportando diferente, insidiosos, como nunca antes lo habían hecho. Madara fue crucificado vivo por uno de los ángeles. Tememos que esta guerra sea mucho peor que las anteriores y que el Infierno sea invadido de un día para otro.-Calló un segundo, ordenando sus ideas-Entonces, Sathiel, ahora tendrás que elegir. Podrás permanecer en la Quinta Prisión o podrás regresar a Luna Azul con tu madre. En caso de que te vayas, no podrás regresar hasta que la guerra acabe, pero si te quedas no podemos garantizar tu seguridad. Yo sugiero que subas de nuevo y quizá tu madre me apoye-Opeth estaba seguro que ese momento era uno de los únicos en los que él y Kyrara se pondrían de acuerdo de forma fácil y sin discutir ni un poco, al fin y al cabo, compartían algo: La preocupación por un hijo. El Segundo al Mando ya había perdido a tres de sus descendientes en diferentes movimientos armados, simplemente no quería a otro más-Pero al fin y al cabo, la decisión es tuya. Te pido, sin embargo, que escuches lo que tu madre tiene que decir
Calló entonces, esperando la palabra de alguno de los dos.

Kyrara cerró los ojos a mitad de charla, para abrirlos nuevamente al Opeth finalizar. Miró a Sathiel tan seria como acostumbraba-Hijo, no hace falta decirte lo que pienso, Luna Azul es el lugar más seguro en este momento, ni siquiera Eben puede dar espacio en sus territorios-Tragó saliva asimilando lo de Madara, guardando silencio unos segundos, aunque no pudo retomar la palabra pues su hijo se había adelantado.
-Subiré-Suspiró sin tener intenciones de seguir mirando los ojos azulados suplicantes de Kyrara, detestaba seguir la petición de sus padres pero a diferencia de la terquedad de su madre mostró un lado mucho más maduro en cuanto al ámbito de la guerra. Dejó que ellos se encargaran, mal que le pese era un niño y aún no podía hacer frente ni siquiera a una guerrero normal. Era simple, Sathiel esperaría para así en un futuro acudir a la guerra.
Kyrara, más que satisfecha sonrió, esperando a Opeth ahora.

Opeth suspiró un tanto aliviado. Miró a la mujer como si quisiera decirle un Gracias únicamente con los ojos.
-Solo es cuestión de tiempo, pasará más rápido de lo que pensamos-Continuó-Faltan ocho ángeles y el enviado final. Una vez que el nuevo Señor del Infierno suba al trono y las puertas vuelvan a abrirse, podrás regresar. Mientras tanto, el miembro de nuestro clan que estará más cerca de ustedes será Thresh. Estoy al tanto de que no te agrada mucho-Se dirigió al menor, sabiendo que haría alguna mueca de disgusto-Pero será él quien les mantendrá al tanto de la situación y te instruirá en nuestras artes para que así no se vea tan estancado tu aprendizaje. Es opcional, claro está. ¿Alguna pregunta?

Sathiel no habló, al igual que Kyrara dando a entender que todo ya estaba dicho.
-Saben que si necesitan ayuda los Jëylls están a su disposición-Finalizó ella, acariciando la cabeza de su hijo, recibiendo de éste una mirada.

El demonio asintió, sin aceptar ni rechazar la oferta. Un simple agradecimiento.
-Lo solucionaremos. Siempre lo solucionamos-Dijo más para sí mismo que para los demás. Entonces el demonio se levantó de su asiento-Entonces, si ya está todo dicho, no les quitaré más su tiempo. En breve llegarán los Setan enviados a combatir a Handoo. Suerte en su búsqueda. Y Sathiel, si necesitas algo, solo comúnicate mentalmente conmigo

El niñito asintió esbozando una sonrisa casi imperceptible a su padre, mirando a su madre quien habló-Cuida de ellos-Susurró antes de pararse y tomar la mano de Sathiel, con intenciones de abandonar la sala.

El Setan no respondió, simplemente asintió nuevamente con la cabeza.
Tampoco salió de la habitación, se conformó con darles la espalda, desapareciendo de la misma manera en la que había aparecido horas antes, en un espeso humo negro que lo ocultó hasta que hubo regresado a las tinieblas.

Kyrara, acabado todo, tomó con más firmeza la manita de Sathiel para juntos desvanecerse por obra de la mujer. La habitación quedó vacía, liviana y una vez más... en total silencio.