Sitio Web: clan Setan

Poderes y habilidades

Helvete es algo blasfemo en su propia existencia, un espécimen que no debería de existir. Y es que es muy poco común que un demonio nazca siendo mestizo de dos razas y aún peor, que estas dos razas sean nada más y nada menos que las más escasas y poderosas del Infierno entero.
Helvete es ni más ni menos mestizo de clases Ráksasa y Dybbuk, lo que le da las inmensas proezas físicas y sensoriales de una y el frenesí y descontrol de la otra. Una combinación exageradamente destructiva y peligrosa.
Como Ráksasa Helvete es un feroz atacante físico, brutal y contundente que no tiene carencias en ningún flanco. Una fuerza colosal, velocidad de rayo y resistencia de acero, sentidos altamente desarrollados en los que el olfato y gusto destacan, una máquina perfecta de matar.
La clase Dybbuk lo convierte en alguien capaz de reaccionar sumamente rápido, lo provee de un inmensa cantidad de energía, ferocidad y desmesura que lo hace ser incontrolable hasta las últimas consecuencias, y se trata de alguien tan brutal que ha llegado a tener como costumbre el destrozar cuerpos enemigos y devorarlos, costumbre que extendió hasta hacerlo con los mismos ángeles.
Así mismo como todo Dybbuk tiene un Frenesí, esa esencia oscura que se combina con su aura como consecuencia de todo el dolor y muertes que ha causado, y la liberación de la misma tiene consecuencias devastadoras. No contento con ello, Helvete ha aprendido a usarlo focalmente y en pequeñas cantidades a diferencia del resto de los suyos, lo que llama Infección.
La Infección funciona gracias a que él, al igual que sus hermanos, es parte de los hijos favoritos del Infierno, que le presta su esencia para amalgamarla con la propia. Así que él tiene control absoluto del entorno que lo rodea, con su Frenesí infecta su entorno próximo y lo convierte en suyo temporalmente, pudiendo manipular y controlar la materia, elementos e incluso átomos que estén en contacto consigo. Helvete incluso ha podido infectar seres vivos, sin embargo cabe destacar que esto es más difícil y más cuando se trata de seres pensantes.
Por otro lado la inmensa resistencia como Ráksasa le ha dado otra característica, la Inversión, que funciona exclusivamente contra ataques santos y seres de luz. Pues mientras más herido esté de dichas maneras, el Infierno intentará salvarlo y contrarrestar el daño de forma más insistente, lo que lo vuelve entonces más resistente y fuerte cuando en realidad debería estar más debilitado.
Por supuesto todo aquello es más fuerte cuando se encuentra en su hogar y rodeado de los suyos y se debilita mientras más alejado y aislado esté, por lo cual es casi imposible sacarlo de ahí.
Helvete sabe que, en resumen, en el Infierno es su Real Majestad.

Datos Biográficos

La historia de Helvete se remonta a las primeras eras del Infierno, cuando él fue el primero en nacer de sus hermanos y el único que convivió con sus padres el tiempo suficiente para recordarlos. Barbarella y Gremia fueron padres amorosos, y el pequeño quedó devastado cuando se quedó solo junto con sus tres hermanos menores, Carzo, Caleb y Caín.
Pero no pasaría mucho hasta que encontraría un amor más grande que el de sus progenitores, el de su hogar, el Infierno, que acogió a los cuatro hermanos pequeños y los convirtió en sus hijos favoritos. Los Fjoerhelbern, los Hijos de las Llamas del Infierno.
Helvete creció y luchó, lideró al grupo de hermanos y pronto adquirió bastante fama y poder como para volverse un Ladrón de Almas. La Primera Guerra Santa no hizo más que aumentar el reconocimiento y las leyendas que ya se cantaban en su nombre, y juntó tantos seguidores que pronto representó una amenaza para el régimen del recién nombrado Segundo Elohim.
Pues Antinoüs Tchalakov no era más que un tirano déspota que aterrorizaba incluso a sus propios siervos en una época de brillantes avances militares pero sumamente tensa internamente. Helvete veía a su pueblo y hogar sufrir, y no lo permitiría.
Así defendió y empoderó a los demonios más débiles dentro de la jerarquía, los que más sufrían de la locura de Tchalakov, y convenció a los de más altos rangos que estaban siendo lentamente desplazados del poder que sólo favorecía al Elohim. Y sin darse cuenta, en poco tiempo Helvete ya encabezaba una facción de oposición que pronto se convertiría en una revolución si no era detenido o controlado.
Se sabe que la lealtad de los suyos es fundamental en un Señor del Infierno, más importante que el derecho de sucesión, y Tchalakov se dio cuenta que tenía a más de la mitad del Infierno en su contra. Tenía que deshacerse de Helvete como fuera posible, pero un enfrentamiento uno a uno no era una opción, el rebelde era demasiado poderoso para él.
Así que decidió tenderle una emboscada ayudado por los Ángeles y Dios y Helvete fue el primero de sus hermanos en caer, sellado con mil candados en la Novena Prisión del Infierno en donde quedaría completamente inmovilizado por muchísimos milenios. Sin él a la cabeza, el movimiento se deshizo rápidamente y Tchalakov continuó su reinado. El sello únicamente sería roto con la presencia de sus tres hermanos menores, algo que resultó imposible cuando los mellizos Carzo y Caleb fueron asesinados y Caín cayó a su vez en un sello divino. Todo casi al mismo tiempo.
Milenios después lo imposible pasó: despertó de su sueño ayudado por sus hermanos recién llegados, justo a tiempo para concluir la profecía de la cual se hablaba de su regreso y posterior ascenso como Elohim del Infierno durante la Quinta Guerra Santa, la llamada Leshanot. Helvete fue el elegido por el mismo Hades para enfrentarse al primer y último Ángel y arrebatarle la Lanza de Longinus.
Él tuvo éxito en su misión, sin embargo no satisfecho con eso decidió poner en marcha su misión de vida: Retó a la Elohim en turno, Lady Quinn de Ithiria Setan a un combate a muerte por el Trono de Hades del cual salió victorioso.
De nuevo Helvete revolucionó los términos de la sucesión no una sino dos veces cuando le propuso a Opeth Gespenst Setan la idea de compartir la corona y juntos reinar en el Infierno.
Así ambos ascendieron, dando inicio a la llamada Twairegene-Aiwins, la Era de los Dos Reyes.