-Sylenne- (Construcción)

Anathema viene de una época muy diferente a la actual, en donde los días eran crudos y quien no era fuerte no podía ni merecía vivir.
Quién sabe si se adaptará al nuevo contexto al que se ha incorporado, pero mientras tanto nos encontramos a una mujer justo como lo imaginaríamos, simplemente capaz de sobrevivir a las duras circunstancias que se le presentaran.
Curtida y recia en cuerpo y alma, increíblemente resistente y con temple de acero lo suficientemente fuerte como para no flaquear en ningún momento, por más terrible que fuera. Anathema es alguien de alto umbral de dolor y aún más alto orgullo, que no flanquea y prefiere morir antes de traicionar.
Pues "traición" es una palabra casi prohibida para ella, profundamente leal a sí misma, a sus principios y a quienes considere dignos de ganarse tal privilegio. Por lo tanto, se puede deducir sin temor a equivocarse que quien la traiciona comete el peor error de su vida, y no se detendrá hasta vengarse.
Radical y extrema en sus acciones, reacciones y pensamientos, algunos la tachan de estar siempre a la defensiva y lista para todo, y lo cierto es que están en lo correcto, pero lejos de ser un impedimento fue aquello lo que le permitió llegar tan lejos en el pasado, pues la intensidad y la sangre fría en tiempos de guerra eran atributos indispensables para sobrevivir. Son notables también su ferocidad, el poco miedo que muestra, la irreverencia y agresividad, y si bien a pesar de todo no son sus primeras opciones, sabe muy bien que son recursos que tiene a la mano si los necesita.
Siendo alguien tan temible y terrible en combate y vida cotidiana sorprende lo bien que se desenvuelve en entornos públicos y políticos, Anathema cautivó a Helvete, paradójicamente, cautivándose por él y tomando su doctrina de patriotismo y amor por su pueblo como propia. No solo fue alguien de quien cuidarse para sus enemigos sino alguien en quien confiar y con quien contar para sus aliados, el corazón guerrillero y letal fue también uno con profunda compasión y cariño por quienes así lo han merecido.
Carismática, excelente con las palabras y líder natural, es además alguien que disfruta muchísimo de aprender y nutrirse y de enseñar a quienes se lo pidan. Anathema es una mente brillante, rápida y astuta, con una capacidad impresionante de retener y usar conocimientos a su favor, prácticamente una erudita en la disciplina que se proponga y que esté a su alcance, tan perseverante y terca tanto en combate como académicamente.
Cree profundamente en la rebeldía y en el pensamiento crítico, en no dar nada por sentado y cuestionar todo lo que ocurre a su alrededor. Anárquica cuando debe serlo y anti sistemática cuando no le parece el curso de las cosas, aboga por la libertad, por la irreverencia a quienes no lo merecen y el respeto a quienes sí.
Tristemente solitaria por obligación y no por convicción, esta mujer no ha olvidado sus raíces ni a su gremio, habiéndolo perdido dos veces en sus dos muertes. Pero ya no más, más que amedrentarla solo la ha vuelto más fuerte, más decidida, más aguerrida y con más ganas de quedarse y no darle gusto a quienes quieren verla caer.

Una mujer de mediana edad, cuyo físico representa muy bien toda la sabiduría acumulada durante años.
Rostro serio y bien perfilado de mirada azul y penetrante, perspicaz y profunda. Labios carnosos,  nariz respingada y pómulos pronunciados, que le da un aire felino y severo. Cabello lacio, largo y brillante, de tonalidades castañas que se adaptan al tipo de luz que le impacte.
Anathema es alta y delgada, de sensualidad natural y formas femeninas delineadas y atrapantes. Su piel es caucásica, sorprendentemente limpia de todas las cicatrices y quemaduras que le debieron quedar durante su "primera muerte". Un único lunar aparece encima de la ceja derecha y lo que sí ha prevalecido a través de los años es aquello que adorna su espalda, una serie de tatuajes que ha llevado desde su adolescencia y que tienen motivos y significados diferentes, todos relacionados con la brujería y demonología. Algunos son sigilos, otros invocaciones y otros más hechizos y sellos de protección, muy viejos pero perfectamente conservados.
Cuidada de sus formas y aspecto físico, se la puede ver poniendo buen énfasis en su imagen, pulcramente vestida y arreglada para toda ocasión con sus mejores atavíos, combinando la clase y buen gusto con la comodidad que siempre ha sido importante para ella.
Señorial y elegante, Anathema es tan magnética como intimidante cuando se la ve andar con esos aires de derrochante seguridad y esos manierismos fluidos y confiados. Siempre con la cabeza en alto y una ligera sonrisa de que sabe algo que otros ignoran.

Anathema empezó su vida y entrenamiento como una bruja elemental que se especializó exclusivamente en el elemento aire, trascendiendo el manejo convencional y superficial del mismo, ese que versaba en controlar corrientes de aire, privar de respiración a otros y escuchar susurros en el viento.
Ella descubrió algo oculto en el aire que le interesó más que lo anteriormente mencionado, dejándolo prácticamente olvidado. Se dio cuenta que las brisas y el viento eran la manifestación más superficial y básica de la raíz verdadera del aire: El Pneuma, la "respiración" de un universo y cosmos que está vivo, que inhala y que exhala.
Es difícil definir el Pneuma más que como el aliento vital y racional de todo lo que es, la capacidad de respirar y por lo tanto de existir, básicamente un sinónimo para alma, aunque con una extensión más profunda que esta, ya esta se encuentra en movimiento, influye mental y corporalmente e inclusive objetos inanimados o no vivos la poseen.
Anathema lo ha estudiado enérgicamente, y se ha dado cuenta que quien lo comprende y lo descifra, tiene acceso directo a una de las muchas formas en las que el universo, las cosas y los seres se manejan.
Iniciando de la forma más básica, cada individuo tiene un Pneuma, y este no es más que un fragmento de ese Pneuma del universo ya que es el mismo aire que circula colectivamente en todo lo existente. Así, el decodificar el Pneuma de alguien puede revelar tanta información como el ADN, ya que al ser un paralelo al alma y estar unido al cosmos, tiene retazos de los linajes y ancestros. Una carta abierta al pasado con solo una respiración.
Así mismo, el Pneuma o "aire que se mueve" es necesario para la circulación y el movimiento de los cuerpos y la mente, de las estaciones y de los ciclos de la naturaleza.
Entender estos movimientos significa entonces que a un nivel individual, se puede controlar y manipular funciones vitales orgánicas con énfasis en los pulmones y en general con la circulación y movimiento del cuerpo, tan beneficioso como letal dependiendo de cómo se use. Esto hace que Anathema pueda curar o enfermar a ella y a otros con solo ralentizar o acelerar el Pneuma del individuo en cuestión.
Por otro lado y del lado de la naturaleza y el cosmos, el comprender los movimientos cíclicos da la pauta para detectar alteraciones y por lo tanto la capacidad de predecir y profetizar eventos futuros, así como cambiar estados de la materia de sólidos (con poco movimiento) a líquidos (con mucho movimiento) simplemente modificando el Pneuma de lo deseado.
El manejo del Pneuma individual y universal inició para Anathema como algo curioso y beneficioso que pasó a tener matices sumamente oscuros dañinos al dedicarse en su adolescencia a la magia más negra y oscura de ese entonces, esa que versaba en dañar y manipular a terceros de formas que únicamente ella podía lograr. Así la oscuridad tiñó su manipulación, la brujería es hasta ahora el motor que alimenta e impulsa el manejo del Pneuma en intrincadas maneras indescifrables a quienes no comprenden que el daño lo está recibiendo ese aliento vital.
Y ella no hizo más que fortalecerse al corromperse en demonio, convenientemente un Catabolinge, clase estrechamente relacionada con los humanos y especializada en influirlos, dañarlos y llevarlos al camino del pecado.
Lo único que Anathema necesita es, literalmente, una respiración.

Nacida únicamente como Levinas Messiah, una de las descendientes de Galiana Messiah de las primeras generaciones. Entrenada en su infancia por sus padres, se separó de los mismos para iniciar sus incursiones en la magia elemental del aire.
El corazón de la joven se vio corrupto y furioso contra las autoridades eclesiásticas y la sociedad en general, cegada por el miedo y la ignorancia en una época tan punitiva como la Edad Media. Su resolución fue simple: Se uniría al bando contrario, y así se había vuelto una hereje, una bruja negra especializada en un mundo sumamente oscuro y terrible que la llevó a morir en la hoguera.
No hubo forma de que pisara el cielo, llegando al Infierno de forma inmediata. Pero tampoco fue condenada, pues al Señor al que tanto había adorado en vida la indultó y pidió directamente a Minos, Juez del Infierno, que la corrompiera y transformara en demonio. Así adoptó su nueva identidad: Anathema Calvariæ, y se transformó en su mano derecha y pareja.
La recién nombrada Anathema creyó que no podía ser más feliz, sin embargo pronto se llevó una gran sorpresa: Aquél a quien tanto amaba no era quien creía. Helvete no era el Señor del Infierno sino que encabezaba una rebelión contra este mismo. Ella se le unió de inmediato sin pensarlo y juntos conspiraron de mil formas, una de ellas, la más importante versó sobre la necesidad de encaminar a los Hijos de Hades a sus orígenes rebeldes y críticos en una etapa que solo podía ser comparada por la mujer a esa Edad Media que tanto odió y la llevó a la muerte.
Así dio inicio Tier Gehena, reuniones en las que ella, junto con Helvete Fjoerhelbern, Liāndren Dezaboia y Yakov Kolya se dedicaron a instruir y enseñar a quienes estuvieran interesados, convirtiéndose los cuatro en sus padres y madres fundadores.
El sueño de volver el instituto en algo oficial se destruyó a la par que lo hicieron los hermanos Fjoerhelbern, y con ellos, Anathema, una de las primeras en caer. Sin embargo no fue Tchalakov quien la asesinó, la mujer simplemente desapareció abandonando todo lo que amaba y había construido.
Se alojó en el océano Thalassa, donde sabría que nadie la podría encontrar, ni siquiera el Elohim que quería su cabeza. Así, usó por última vez el Pneuma: Para levantar un inmenso glaciar con el agua salada del mar que tapara la entrada y para ella misma sellarse en alguna recóndita isla de la que creyó, jamás saldría.
Se equivocó. Helvete regresó, cumplió su sueño de volverse Elohim y regresó por ella y por el resto de los fundadores. Ahora, libre y con más ganas que nunca, al fin logrará lo que siempre anheló: Ver Tier Gehena florecer.