Los Seis Grandes Clanes
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Rōmaj Negimi Éthäiros

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Mensaje por Dróttning Mar Mayo 07, 2019 5:47 am

Rōmaj Negimi Éthäiros
"A sus pies, donde han muerto los gorriones.”
21 años
Strïvat
Femenino
Clan Éthäiros
Morenëszit
Whitemere
The White Lady


Apodos
~ La Dama Blanca: Apodo que obtuvo desde su nacimiento, antaño fraseado como “la niña blanca”. Hace referencia a la ausencia de cara negra y de sombra en Rōmaj.

~ Whitemere: Ganado en su adolescencia, dado a la extraña habilidad de Rōmaj de asimilar caras blancas de otros Strïvat y, como se descubrió más recientemente, de crear nuevas expresiones de su propia Strïga.

Familia
Hija primogénita de Azenat y Vehlet Éthäiros, hermana mayor de Rhys Éthäiros.

Pareja
Rōmaj jamás ha tenido una pareja ni un interés amoroso de ningún tipo. Carece también de descendencia y no ha expresado su postura ante la idea de la maternidad.

Personalidad
Imagínese si el mar mostrara sus superficies más tranquilas, pero cuando sus corrientes rugen y sus entrañas escupen sus olas más altas. Traiga a su mente la imagen de una manada de lobos hambrientos y rábidos, inclinados y pacientes frente a su próxima presa; suaves, delicados. Mezcle en su mente la depravación de un asesino, la paciencia de una madre, la sabiduría de un anciano y la humildad de un aprendiz y cúbralo en la incertidumbre de la evidente desorientación que tal combinación crearía. Uno podría hablar durante años del penumbroso y brillante ser que aloja Rōmaj Éthäiros, pero muy pocos pueden honrarse en conocerlo.

Una joven con una mente tan profunda como las grutas y fosas de los traicioneros parajes de su hogar, Rōmaj ha sido destacada en repetidas ocasiones por su intelecto y la agudeza de su pensamiento. Medida, paciente y difícil de perturbar, tiene un talento innato para volver de sus impulsos su mayor cuidado y ha ganado así una estabilidad, conciencia y un control de sí misma que en rara ocasión puede apreciarse en alguien de su edad. Si bien jamás ha alcanzado para ocultar la turbulenta y peligrosa capa interna que posee, la tranquilidad y constancia suelen ser los primeros rasgos para notarse de ella.

Si bien ha desarrollado una serenidad que no describe precisamente a sus padres, sería un grave error olvidar de donde proviene y la historia que tiene para contar a pesar de su juventud. La princesa no da puntada sin hilo, y es capaz de un nivel de frialdad, perseverancia y eficiencia que ha llamado en repetidas ocasiones al temor de sus pares. Es lógico cuando se tiene en cuenta que la niña posee dentro de ella la que posiblemente sea la Strïga más poderosa en llegar a su clan en las últimas generaciones, una con la que ha tenido que aprender a convivir, la que constantemente la alimenta de perversos pensamientos e intenciones, así también como de sus más brillantes ideas.

A causa de que muchos la vieron como una abominación, una Strïvat incompleta, una amenaza, sus primeros años de vida le dieron una soledad bastante marcada de no ser por el amor de sus padres y resultó en la independencia emocional de la joven. Rōmaj es algo impermeable a sus propios sentimientos, según ella cree, o quizá simplemente no los ha experimentado lo suficiente como para entenderlos del todo. Goza de un cierto grado de inocencia en este aspecto, incluso si a nadie se le ocurriría utilizar tal adjetivo para describirla.

A pesar de su aparente perpetua pasividad, uno haría mejor en no olvidar lo que es en verdad. Pues ese velo al que le ha dado uso para controlarse puede ser hecho a un lado en cualquier momento, y la cara pasional de Rōmaj Éthäiros está lejos de ser algo que alguien haya visto antes. Pues en lo que a ella respecta, solo un poco de “sinceridad” es algo peligroso y a grandes cantidades sería absolutamente fatal.



Descripción
- Humana:
“Es hermosa, pero en la manera en la que un incendio o una larga caída lo es.”

Angelical, delicada; como aquellas antiguas esculturas de porcelana modeladas a mano por dedos precisos y cuidadosos o como esa pequeña pero hermosa flor de un jardín a la que se le ha de dedicar la mayor atención para ahuyentar el miedo de que la fragilidad se lleve el regalo de su presencia. Rōmaj, físicamente, es la encarnación de aquel velo pacífico y calmo que acoraza sus muchos y nada lábiles rostros.

De estatura media, su figura describe las fluidas y pronunciadas curvas de un cuerpo femenino de manera armoniosa. Con hombros y caderas finas, una cintura pequeña y sugiriendo la idea de estilizada dulzura. Se mueve con una gracilidad fruto de la fluidez de sus movimientos y gestos, de la precisión que ha logrado con ellos. Siempre ha favorecido ropajes cómodos y algo modernos, en tonos neutrales y suaves.

Su rostro presenta la disposición de facciones bien definidas, heredadas claro de sus dos magníficos progenitores. Una estructura ósea definida, labios carnosos y modelados, grandes ojos coronados por curvadas pestañas y de un encantador mirar. Se tiñen de un tono rosado pálido, heredado de quien fue su abuela.

Esta bellísima presentación de su forma humana traiciona por completo la funcionalidad y letales actos de los que es capaz, pues detrás de la delicadeza y brillando siempre bajo los rosáceos ojos que tiene puede verse la pureza de su raza, dotada de cualidades físicas superiores y peligrosas.

- Aviar:
Es una de las afortunadas Strïvat en poder adoptar una forma aviar. En el caso de Rōmaj, se transforma en una majestuosa ave de plumaje puramente blanco. Esta suele ser la forma más defensiva de la princesa, pues la permisividad del vuelo, junto con la defensa de las resistentes plumas de los strïvat y la velocidad que le permite alcanzar son ideales para la evasión, el escape o incluso la defensa directa, a costo de sacrificar la fuerza bruta y el ataque a gran escala. Esta es la forma predilecta de las caras blancas conocidas como las Damas de Rōmaj.

- Lupina:
Codeandose con los individuos de mayor porte y un llevar igualmente elegante como habilidoso, Rōmaj presenta las características típicas de su raza en su forma lupina. Lo primero a destacar es la monárquica y peligrosa cornamenta de la loba. Amplia y filosa, semejante a la de un impresionante ciervo, dota a la strïvat de un arma de defensa y ataque más y comanda una presencia intimidante e imperiosa. De pelaje denso y en tonalidades blanquecinas y purpuras, cumple bien la función de proteger su musculado y resistente cuerpo de la peor parte de los ataques. Posee un par de mandíbulas peligrosas y garras afiladas, transformándola en una máquina refinada y efectiva para la función que esta forma normalmente cumple: la batalla. Las cualidades físicas de Rōmaj se ven maximizadas en su forma lupina y muchos creen que es la predilecta de la Cara Blanca de la princesa.

Hace algunos años ha madurado su forma final, famosa también en su raza, que dota a la loba no solo de su cornamenta sino que también de su par de alas. Puede adoptar su forma alada a voluntad y en un proceso de relativa rapidez, adjudicándole la habilidad del vuelo. Las alas adoptan una coloración puramente blanca, y gracias a la afamada dureza de las plumas de un Strïvat, suelen desempeñar la función de escudo cuando son liberadas o para propinar devastadores golpes. En los últimos tiempos ha tratado de amalgamar los letales talones de su forma aviar a la lupina, pero aún no lo ha logrado con total éxito y por ende reserva esta “habilidad” para sus entrenamientos.


Poderes
 La mismísima razón por la cual hoy debería estar muerta se ha convertido, bajo la voluntad de la princesa, en la fuente de su mayor poder. Dotada con los poderes que la galardonaban como propia hija de su familia, ya se esperaba desde antes de su nacimiento que Rōmaj excediera las expectativas. Y sin embargo, nadie puede jactarse de haber predicho que la Strïga de Rōmaj, su cara blanca y más pura, mostrara el suficiente dominio y poder como para asesinar a la sombra de la princesa, destruir y robar otras dos caras blancas para que le hicieran compañía, solo por el regocijo que haber nacido le provocaba. Así pues, Rōmaj está llena de sorpresas.

Para empezar, como Strïvat pura goza de todas las cualidades de su raza, haciendo hincapié en un factor de sanación sorprendente en conjunto con gran sigilo y resiliencia física. La resistencia de su constitución es entendible, al recordar que su madre maneja con facilidad todos los estratos biológicos de un cuerpo y por ende produjo descendientes particularmente destacables en este aspecto. Su sangre es en extremo corrosiva, y al ser herida muestra la armadura escamosa que se extiende debajo de la piel de un Strïvat y que en ultima instancia, es la precursora de su sanación. Rōmaj es una de las asesinas más talentosas en el Clan, pero su modus operandi es en extremo diferente cuando se enfrenta a una batalla en campo abierto, a una en la que el factor sorpresa ha sido en mayor o menor medida descartado.

En primer lugar, se vale de sus propios dones. Rōmaj muestra una extraña y feroz combinación de manipulación elemental y potencial mental, expresado en el dominio que tiene sobre la cera y la parafina y los aceites o, en su presentación más común: velas. Muchos se han preguntado como podría ser algo como la cera utilizado en combate, solo para sorprenderse con la enorme creatividad de Rōmaj a la hora de emplearlo con fines destructivos. Desde encerrar a sus enemigos, hasta ahogarlos, incinerarlos o incluso disecarlos, sería un grave error subestimar este don. Incluso ha ideado un tipo de velas muy particular, mezclando la parafina con su propia sangre y permitiéndole crear oleadas de cera corrosiva y ácida que generan daños inimaginables. Pero va más allá del potencial físico de su elemento. Rōmaj ha aprendido, de su madre, a encerrar parte de sus enemigos en las velas para crear lo que ella conoce como “relojes de cera”. Con distintos objetivos, uno o dos por vela, puede atar a su enemigo a ellas y encenderlas, generando devastadores daños, consumos de energía o distorsiones a medida que la vela se quema. Sola basta con darle tiempo para hacer el amarre, y luego las velas se ven protegidas por el hecho que de ser destruidas, se corre el enorme riesgo en igual partes de efectivamente desactivarlas, o por el contrario de hacer que su objetivo sea cumplido más rápido y de manera devastadora. Gracias a ellas, Rōmaj sería capaz de luchar durante extensos periodos de tiempo gastando muy poca energía. También se ha notado que, cuando batalla, alrededor de media docena de velas flotan alrededor de su cabeza contantemente, infundidas con pedazos de alma de seres con los que ha batallado o que se han prestado a asistirla: estas velas cumplen la única función de protegerla de ataques mentales, haciéndola en su totalidad resistente a ellos a menos que sean destruidas.

Pero, aun así, no por nada ha aprendido a ser la estratega que es, y es que Rōmaj necesariamente debe administrar a un pequeño ejercito que vive dentro de sí. Actualmente, la princesa posee cuatro caras blancas en su interior: Idemoi, el Rey y la cara blanca con la que verdaderamente nació, Las Damas, las caras blancas de sus parteras a quienes Rōmaj (mediante Idemoi) asesinó al nacer y la última, que ha muy literalmente creado: la Niña, una cara blanca en la forma de una infante y con casi el mismo grado de poder que la original. Como pocos Strïvat, Rōmaj puede exteriorizar sus almas en la magnífica forma corpórea de las mismas, efectivamente creando alrededor de sí una defensa por demás extensa, un campo de batalla difícil de manejar. Las Strïga viven para defenderse, todas son Rōmaj, y protegen el cuerpo que habitan con placer. Gigantes de tez blanca, armados y difíciles de realentizar, su mayor poder recae en el hecho de que no pueden ser destruidos a menos que Rōmaj misma lo sea, y si bien herirlos supone una herida para Rōmaj (puesto que son después de todo, sus almas), pocos han causado un daño severo en ellos. El Idemoi se encarga de proteger solamente el cuerpo de Rōmaj, jamás a salido a combatir excepto cuando fue indispensable, y goza mucho mas el salir para recolectar más caras blancas para su “familia” que para competir. Crea un campo de repulsión muy cerca de Rōmaj, no mas que a pocos centímetros luego de su piel, que funciona bien para repeler la mayoría de los ataques generales o caídas que pudiera llegar a sufrir. En cuanto a Las Damas, estas son las principales Guerreras del cuarteto, armadas con largas espadas, garras y capaces de atacar a distancia mediante púas solidificadas de su esencia. La Niña, para finalizar, es aún algo impredecible.  La mayoría del tiempo, esta alma juguetona parecería protegerse más a sí misma, a este pedazo del alma de Rōmaj y no tanto, quizá, a su conjunto. La Niña a veces a sanado a los enemigos de Rōmaj o, por el contrario, drenado de energía a su propio ser para perjudicarse. Muchos se preguntan por qué las otras Strïga no han destruido a esta alma saboteadora, pero nadie duda de que debe haber una muy buena razón.



Historia
Su vida comenzó con años de discreción y engaño. Aún quedaban pocos leales a los antiguos emperadores, sus abuelos, que debían ser erradicados y por precaución, para proteger la vida de su primera hija, Vehlet y Azenat optaron por mantener la identidad de la nueva princesa del Imperio un secreto. Se dijo que Rōmaj fue hija de una miembro del clan, alguien reemplazable y con poca familia, que al nacer su Strïga, poderosa, asesinó a su cara negra y se llevó la vida de su madre y de una partera, secuestrando a las caras blancas de las mismas y forzándolas a vivir dentro de ella. Con tal intenso inicio, fue creíble que llamara la atención de los Emperadores y que ellos, benevolentes, decidieran adoptar a la huérfana.

La realidad, claro, fue diferente. Hija del incestuoso amor de sus padres, al nacer se llevó la vida de dos parteras. Fue el gran amor y orgullo de sus padres desde el primer día, y fue criada con toda la exigencia y propósito que su sangre demandaba. Desde el silencio, Rōmaj fue instruida y educada tan feroz y constantemente como sus padres lo fueron, sacando a brillar todo el potencial que poseía. Creció a pasos agigantados, con una diligencia enorme a su preparación y el objetivo de enorgullecer y servir a sus padres y a su Clan.

Pocos años después, con el nacimiento de su hermano Rhys, el secreto fue roto y la verdadera identidad de Rōmaj como hija primogénita de los emperadores, revelada. Para ese entonces, Rōmaj ya estaba escalando entre los rangos de guerreros y estrategas, formando una fuerte reputación en su Clan que culminó, este último año, en su nombramiento como una Morëneszit del Clan, una de las más jóvenes en toda la historia de los Éthäiros. Tanto en celebración como con curiosidad, se vio inscripta en el Torneo de Taravás, el cual ahora aguarda con ansias.

Curiosidades
- Su nombre se pronuncia "Roumai"
- Rōmaj hace una asimilación completa de las Strïga (caras blancas) que ha absorvido, y si bien no nacieron con ella hoy en día se las ha de considerar como una parte intrínseca de Rōmaj.
- Es necesario destacar que las caras blancas no son distintas personalidades o identidades de un Strïvat y se las debe pensar siempre como conjunto, cuya sumatoria final da como resultado a Rōmaj y no al revés.




—MrBrii


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