Die Anfänge

Los Dezaboia… cualquiera que escuche aquel nombre o lo lea grabado en alguna superficie sabrá perfectamente quienes fueron. Si, fueron y no son.


Sus inicios se encuentran más lejos que el esperado, acentuados en un a época sin edad y sin tiempo; en una época en donde sus antepasados andaban en cuatro patas y no dos, que cazaban para subsistir y enfrentaban a sus enemigos para sobrevivir, aplastando sus cadáveres y cabezas para seguir ascendiendo.


Se trataba de un pequeño grupo de lobos comunes; sin poderes, sin habilidades sobresalientes. Pero de entre ellos sobresalía uno en especial, con habilidades inigualables y una fuerza descomunal, y esa era Seraphine; ella, junto con su hijo, era la fuerza bruta y su hermana el cerebro, la estratega. Vagaron los tres mucho tiempo, errando entre las tierras, yendo de una manada a otra hasta que por fin encontraron su lugar en el universo. Allí se asentaron, fueron ganando terreno y de apoco su pequeño grupo fue ampliándose con nuevos integrantes tanto internos como externos del pequeño grupo familiar que habían sido en sus inicios.  

Era y siempre fue Seraphine el primer de los miembros en ser diferente, puesto que dentro suyo yacía un demonio que le confería la pureza en su sangre, la cual le fue heredando a sus descendientes y estos a los suyos.

La verdadera historia comienza cuando Teufel asume el mando de, hasta ese entonces, la manada. Ambicioso y codicioso, el lobo extendió los territorios de la manada aplastando a sus enemigos sin piedad e impunidad alguna, conociendo de esta forma a quien tomaría como rehén y, posteriormente, esposa Engel, un ser puro y casto que representaba a los seres angelicales. Con Teufel al mando la manada sufrió grandes cambios, siendo asesinados y/o desterrados las mayorías de sus miembros, convirtiéndolo en un clan completamente selectivo y familiar, donde sus descendientes con predominancia demoníaca le pertenecían y rendían cuentas a él y aquellos que tenían predominancia angelical eran desechos que iban a parar con Engel.  

El tirano demonio, como solían llamarle, duró centenares de milenios en el mandato, imponiendo reglas, cultos y demás cosas, hasta que después de varios años una guerra desatada en su contra de su propio nieto, con aliados que pertenecían al clan como ajenos, lo derrocó dándole fin a su vida.