Zía S. Rashid

Para ser apenas una simple adolescente Zía demostró una gran habilidad para el manejo de la magia, en especial de la Primordial y la Egipcia. Es por eso que no bien dio a conocer su gran talento y capacidad, su madre inició su entrenamiento.

Aun así al ser todavía muy joven su dominio no es tan bueno, apenas si aprendió las bases y leyes que rigen ambas magias. Cuando hablamos de la Primordial su control se limita a la invocación del fuego en pequeñas cantidades y con bajo poder, como también a las técnicas de fortalecimiento individual tanto físico, mental como sensorial).

Por otro lado de la Magia Egipcia tiene un poco más de conocimiento, tal vez porque su enseñanza y método de entrenamiento es más laxo y menos duro. En este caso Zía ya tiene un perfecto dominio de la lengua antigua como también del árabe, pudiendo hablarlas y escribirlas por igual, por lo que le permitió avanzar rápidamente y aprender varios hechizos que, por el momento, tan solo puede escribir. Además, podemos agregar que este rápido aprendizaje se dio gracias a que la muchacha es una Deificada más, es decir que dentro suyo porta a uno de los tantos Dioses Egipcios; en su caso es la diosa Hat-hor.


•Habilidades Sobresalientes: Zía se caracteriza por tener un cuerpo flexible, lo que le otorga una gran velocidad y agilidad.

•Armas: No posee.

Si hay algo que caracteriza a Zía desde tan temprana edad es su la perfecta mezcla que hacen su curiosidad y capacidad de aprendizaje.

Sumamente inteligente y avispada, Zía no es alguien a quien se pueda manipular fácilmente y hacer caer en alguna trampa o artimaña, de hecho es ella la que tiene el don de la manipulación mediante la palabra puesto que, aunque cueste creer debido a su edad, posee una labia sin igual la cual incluso es capaz de combinar con sus dotes sensuales ya sea en movimientos de su cuerpo o haciendo que su voz, la cual de por sí es encantadora y suave, se vuelva más melosa y aterciopelado.

Es alguien completamente tranquila y relajada, demostrándose ante todo el mundo como una persona alegre, feliz y llena de energía, con un aura tan vívida y deslumbrante que no es raro en ocasiones ver cómo contagia su buena vibra todo aquel que se encuentre en el mismo lugar que ella; se podría decir que es como el rayo de luz que ilumina la vida de los demás cuando están pasando por una tormenta.  Sumamente sociable, no es raro verla en compañía de alguien conocido o incluso haciendo nuevas amistades.

Zía también destaca por ser alguien respetuosa y amable que no duda en ayudar cuando ve la oportunidad o se le pide, de buenos modales incluso en ocasiones se puede mostrar como una refinada dama del más alto estatus social.

Desde que aprendió a caminar, o mejor dicho correr, Zía siempre fue muy curiosa por lo que no era raro verla yendo de un lado a otro por la casa o incluso por el castillo, expedicionando y conociendo cada rincón de aquellos nuevos lugares. Pero esta curiosidad era impulsada por algo más: el afán de aprender. Podemos decir, entonces, que esta muchacha es alguien que se mueve siendo guiada por la curiosidad, deteniéndose únicamente cuando perdio el interes del asunto o logro satisfacer su necesidad de saber y aprender.

-Humana: Zía es ya, para su corta edad, una muchacha que derrocha belleza por cada uno de sus poros. De rostro pequeño y ovalado, dueño de unas facciones marcadas y hermosas, juegan entre la delicadeza de una princesa y lo exótico de los archimagos de Detariash. Posee una nariz mediana y algo respingada, labios carnosos y unas perfectas y marcadas cejas que delinean perfectamente aquellos grandes ojos medianamente rasgados y hundidos de un celeste intenso que puede variar su tonalidad según cuanta luminosidad haya en el ambiente. Sin duda alguna son dos faroles que resaltan en toda su fisonomía pero no solo por su color, sino que también porque son dueños de un mirar salvaje y atrevido, pueden ser tan intimidantes como llamativos; expresivos, revelan todo lo que la muchacha no dice en palabras y demuestras también la seguridad y confianza que la joven Zía porta consigo.
Su pelo es largo, hasta la altura de los omóplatos, lacio y fino; siempre pulcro y brilloso, es de tonalidades oscuras que, como pasa con sus ojos, varía según la luminosidad que haya en el ambiente, pues si bien se caracteriza por ser de un castaño oscuro en ocasiones puede presentarse aún más oscuro hasta llegar a ser azabache.    
Igual que su madre su piel es de tonalidades oscuras, incluso tal vez un poco más que la de Aithiara. Siempre manteniéndola limpia e hidratada para se se sienta suave al tacto, en ella no se presenta ninguna cicatriz, herida mal curada o tatuaje alguno, de hecho tan solo presenta algunos que otros lunares localizados en algunos puntos como ser cuello, pecho y espalda.
Para su corta edad presenta ya un cuerpo esbelto y medianamente curvilíneo, extremidades delgadas como también movimientos que se amalgaman perfectamente entre lo delicado y exótico. Cabe aclarar que aun sigue en etapa de crecimiento por lo que algunos rasgos de su fisonomía se encuentran en permanente cambio.

►Familiares Sus padres son la Archimaga Aithiara R. Kolmainsus y Behemoth M. Schäden, un miembro de La Hermandad. Tiene otros dos hermanos: Neferet y Salomon, siendo ambos mayores que ella.

►Descendencia: No posee.

►Pareja: Si bien esta muchacha, para su corta edad, ya ha captado la atención de algunos cuantos ojos,  más de una vez fue cortejada y se la vio con algún que otro muchacho, actualmente no posee ninguna pareja.

►Historia:  Zía fue el producto de un encuentro fugaz, algo que no pasó de un par de meses entre sus padres. Si, fue un error sin duda alguna… pero también fue un rayo de luz en la vida de su madre que, por ese entonces, no estaba pasando por buenos momentos.

Tal cual como pasó con su madre, Zía llegó al clan con apenas unas semanas de nacida después de que Aithiara desapareciera durante todo el desarrollo del embarazo junto con sus otros dos hijos. Fue más que bien recibida y al poco tiempo se convirtió en el centro de atención junto con los dos príncipes un poco mayores que ella. Creció sin problema alguno, la guerra ya había acabado no bien su madre piso Detariash con ella en brazos, por lo que su infancia no fue dura o triste ni se vio marcado de horrorosos y traumáticos acontecimientos.  

A sus cortos seis años demostró su innata capacidad de manipular la magia, herencia claramente materna, cuando leyendo uno de los tantos encantamientos de Aithiara logró formar un pequeño escudo conformado 1OO% de magia primordial, por lo que su madre no dudó en iniciar el entrenamiento en aquel instante. Su segundo cambio vino al año y medio, cuando las voces que escuchaba dentro suyo se hicieron más claras y entendibles, unificando-se en una sola voz femenina, tan dulce y cálida como también atrayente e hipnotizante; tras este extraño evento no dudó en recurrir a su madre quien rápidamente llegó a la conclusión de que Zía había sido elegida por uno de los Dioses y ahora su cuerpo era el templo del mismo.

Después de este último evento se fue haciendo evidente como, con lentitud, Zía fue cambiando en algunos aspectos de su personalidad y fisonomía haciendo notable la influencia del Dios que moraba dentro suyo.

» Su nombre proviene del árabe y significa Luz, Esplendor en árabe, mientras que para algunos nativos americanos es el símbolo del Sol.

» Su apellido, Rashid, significa ‘‘correctamente guiado’’.

» A los 10 años hizo una apuesta con su madre en un juego de Senet, si ganaba a sus 14 años se iría de casa para ver a su padre, si perdía se iría a Italia para ser entrenada por Lyss Vollmond. Increíblemente ganó.

» Por algún extraño motivo a Zía nunca le afecto el tiempo de Detariash.

» Hat-hor es la Diosa que la deificó.

» A diferencia de sus hermanos mayores, ella no desarrolló una forma dragónica, tal vez porque la sangre de los Kolmainsus se vio opacada.