Zenas Baranguer Tsiaj
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Zenas Baranguer Tsiaj
Zenas, simplemente, es un conjunto de dos polos opuestos, pareciera que con él no hay puntos medios en absolutamente nada, se maneja entre blanco y negro, no existen grises. Quizá en un pasado muy lejano pudo haber sido alguien alegre y hasta dulce, sin embargo, todas y cada una de sus experiencias vividas lo han llevado a ser alguien sumamente distante y arisco, básicamente no deja que absolutamente nadie se le acerque, y si bien su primer instinto es retirarse, no dudará en defenderse si se ve acorralado por alguien, ya sea de manera psicológica o física. Una roca hecha y derecha, es alguien sumamente frío e inexpresivo, no muestra emoción alguna en el rostro y es prácticamente inútil intentarlo, desde que renació como Iblis, las únicas sonrisas que se le han visto han sido por y para Näima, su hija. De resto, le importa poco o nada lo que suceda en el mundo, podría estar sucediendo un apocalipsis y Zenas ni siquiera se inmutaría. Si está feliz, triste o disgustado, es completamente imposible descifrarlo en su rostro pétreo. Nihilista en su esplendor, a Zenas nada lo mueve, nada lo motiva ni enfurece, ni siquiera las amenazas o golpes tanto físicos como psicológicos, pareciera ser que después de todo lo que ha pasado, nada podría ser peor. Como se mencionó antes, con él no existen los medios, así que su desinterés lo compensa con una sobreprotección muy fuerte, es básicamente un guardaespaldas muy efectivo pero bastante exagerado. Al ser tan inseguro y por todo lo que ha pasado, Zenas atesora todos y cada uno de sus pocos vínculos, prácticamente tiene un altar para cada uno, claro, si se asegura que no van a abandonarlo, es demasiado devoto y moriría por ellos. No es secreto para nadie el miedo que tiene de quedarse solo o que le abandonen, sin embargo es algo tan profundo que ni él mismo se atreve a mencionarlo, y, de hecho, es muy ambivalente respecto a esto, un extremo entre aparentar que no le importa absolutamente nada y al mismo tiempo rogarle a alguien que se quede a su lado de mil y un modos. Forma Humana Como humano, no hay mucho que decir de Zenas. Quizá en algún punto de su vida pudo haber llegado a tener un físico interesante, pero esto no ocurrió. En cambio, nos encontramos con alguien que pasaría completamente desapercibido en todos sus contextos, alto pero muy delgado casi hasta lo alarmante pues se le notan algunos huesos bajo la piel, que es bastante pálida y le da un aire enfermo todo el tiempo, es inclusive fácil verle las venas recorriéndolo. Destacan en él sus cicatrices de guerra que causaron su muerte como recordatorio constante de aquella tragedia: Veinte en la espalda, una en el esternón y dos más, una en el paladar y otra más en la coronilla, la cual está oculta por el cabello, de color castaño y que de vez en cuando, en los mechones más claros, llega a ser cobrizo, mayormente ondulado y rizado. Se deja el vello facial, tupido, de tonos más bajos que los de su cabello, se podría clasificar como pelirrojo en este sentido. Mal encarado y anhedónico, jamás se le ve sonreír, su figura es bastante amenazante a decir verdad, en especial cuando mira a alguien fijamente. Rostro largo y cuadrado, facciones algo toscas, él mismo no se considera atractivo, sino más bien como alguien que repele a la gente. Forma Felina A diferencia de la fase humana, Zenas es un león inmenso, de figura imponente e intimidante a donde quiera que vaya. Pareciera ser que la agresividad se ve acentuada en él, es fornido, musculoso, cabeza cuadrada y larga, y mandíbulas poderosas y letales, llenas de dientes aserrados que cortan como cuchillos. El pelaje es espeso, opaco y sin vida, de tonalidades oscuras que oscilan entre lo grisáceo y marrón sin ton ni son que se va haciendo más oscuro en las extremidades hasta llegar a ser casi negro, con un patrón de rayas parecidas a las de un tigre en los cuartos traseros y piernas. La melena, por su parte, es tupida y poderosa, completamente negra y con unos cuantos resplandores azulados, larga y con gran volumen, sin duda una de las partes más atrapantes de todo él, junto con los dos inmensos cuernos que se dejan ver por encima de las orejas, que, por su parte, son largas y puntiagudas. Y aún así, lo más intimidante y que más llama la atención de Zenas, tanto en su forma humana como felina, es nada más y nada menos que sus ojos. Toda la dulzura que tuvieron de antaño ha desaparecido, dejando unas cuencas terribles y apantallantes. Son de colores desiguales, el derecho oscila entre el naranja y rojo brillante, mientras que el izquierdo aún conserva el tono azul aguamarina que tuvo durante toda su vida antes de su transformación. En estos se puede denotar todo el profundo rencor y resentimiento que alberga en su interior. Lo que más destaca en Zenas son sin duda sus habilidades físicas. Y si bien no destaca para nada en su forma humana, es un formidable enemigo como león. Primeramente nos encontramos con su impresionante fuerza física, Zenas es un coloso lleno de una gran musculatura por todo el cuerpo, que destaca principalmente en la parte superior del cuerpo, que utiliza principalmente para derribar y embestir a sus oponentes. No obstante no hay que descuidar la parte trasera, pues tiene la suficiente fuerza para mantenerse erguido en dos patas durante un buen periodo de tiempo y dar impulsos y saltos de gran altura. Al mismo tiempo tiene una formidable resistencia, su piel es durísima y sus órganos y partes vulnerables están cubiertas por grandes capas de músculos. Su mayor escudo es, como no podía ser de otra manera, su espesa melena, que lo protege de ataques al cuello o la cabeza. El ser un tanque blindado le resta bastante velocidad, sin embargo Zenas es alguien completamente frontal, a quien no le afecta tanto esta pérdida como si fuera más de esquivar o maniobrar. Sus armas principales son sus mandíbulas y garras, los dientes son puntiagudos y enormes, capaces de desgarrar cualquier tejido que se propongan, y las zarpas, negras y curvadas, miden aproximadamente diez centímetros y son exageradamente filosas, sirven tanto para golpear como para cortar, todo de manera perfecta. Estos atributos son ayudados por la gran fuerza que tiene en la mandíbula, cuello y patas delanteras. Por último, nos encontramos con que Zenas adquirió dos únicos atributos al convertirse en Iblis: El primero es la capacidad de controlar su tangibilidad, llegando al punto de lo traslúcido mas no invisible, lo cual significa que únicamente los objetos más livianos o pequeños lo traspasarán, mientras que algo pesado o grande impactará en él con menor magnitud pero de igual manera lo dañará. Esto se debe a que al reencarnar, no adoptó ningún cuerpo ajeno, sino que se quedó con el propio, formado predominantemente por energía incorpórea que él ha aprendido a controlar mas no dominar. Y la segunda y la más curiosa tiene que ver con su ser en sí. Zenas ahora es un ser conformado por dolor, rencor y demás emociones y pensamientos negativos, lo cual le hace tener una especie de oscuridad literal y figuradamente, tanto en su cuerpo exterior como en su ser, algo que se ha vuelto inherente a él y, si bien no lo hace inmune a elementos y magias oscuras, sí aumenta su resistencia a dichas disciplinas. Historia Hijo de Tahiane Tsiaj y Durza Baranguer, nació en Argrios y fue trasladado a muy temprana edad al Infierno, quedando a cargo de Allison Hodnê, su tía materna. Zenas creció al lado de los en ese entonces denominados "niños del Infierno", un grupo de pequeños de casi la misma edad quienes estuvieron juntos prácticamente desde que nacieron. Y si bien sus primeros años se llevaron en completa calma, conforme pasaba el tiempo se vieron opacados, primeramente por el secuestro y asesinato de Cibeles Litróf, una de sus mejores amigas, y posteriormente por un adolescencia tormentosa que lo llevó a distanciarse de la mayoría de sus cercanos. Entrenó en secreto junto a Varamyr, quien le ayudó a adoptar por primera vez su forma felina, la de un león, misma que dominó en muy poco tiempo. El más terrible acontecimiento que vivió se llevó a cabo durante la guerra de Ithiria y el ataque al clan Jëylls, pues en una batalla fue asesinado de una manera brutal y atroz. Zenas murió con un odio y dolor inimaginables, tan grandes que lo llevaron a revivir en un demonio Iblis con la forma de un león negro con cuernos. Desapareció por mucho tiempo, dejando saber de su resurrección únicamente a Varamyr, hasta que hizo su primera aparición pública con una bebé, Näima, su hija, de madre desconocida, y quien le devolvió un poco de voluntad de vivir. Actualmente ha vuelto a la Legión del Sol Dormido, y se mueve entre el Infierno y Argrios, donde forma parte del círculo de mestizos más poderosos del clan Ardar. Extras -Es exageradamente raro verlo con forma humana. De hecho, se creyó que carecía de una por muchísimo tiempo -Es completamente leal a Varamyr, y únicamente muestra afecto por éste y Savanna, hablando de sus compañeros de Legión, claro está -Se desconoce la razón por la cual únicamente un ojo se volvió amarillo y no ambos, como suele ocurrir con los Iblis -Al igual que todos sus compañeros de la Legión del Sol Dormido, Zenas tiene un entrenamiento básico en mentalismo, que únicamente le permite comunicarse a través de la mente y cerrarla a influencias externas |
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