Guarida I - ROL

Esta es la árida y peligrosísima guarida número uno. Custodiada por cuatro miembros del Clan Krivhlid. Su talento principal es la velocidad, atacarán en masa aprovechando cada desventaja puesta por el desierto y cada segundo de debilidad que causa su calor abrasador. Cuidado, puesto que aquí no hay perdón ni misericordia de los dioses.

Zair asomó su cabeza azulada entre los medanos, luciendo como una estrella fogosa en medio de una noche apagada. Miró por sobre su hombro para dar la señal-No hay moros en la costa-Susurró el joven Jëylls.

Acercándose por el flanco izquierdo del joven Jëylls se hizo ver una joven loba de pelaje blanco lustroso, quien curiosamente tenía un ojo color violeta mientras el otro era tan turquesa como los mismos ojos de la Coheen CAS. Miro para ambos lados inexpresiva solo para cerciorar lo que Zair había dicho... era verdad, no había nadie en el perímetro, algo en lo que desconfió por completo.

- ¿Cual es el plan? - pregunto entonces, después de todo habían llegado hasta allí sin nada concreta-mente planeado.

Justo atrás de ellos llegaron los dos Setan. Uno de ellos era alto y elegante, de aspecto tranquilo pero alerta, sin inmutarse ni un poco por los demás que ya habían llegado. El otro, por su parte, era bastante más bajito que el primero, con un parche en el ojo izquierdo, mientras escudriñaba el perímetro con su único ojo con visión, de un rojo intenso y brillante, caminaba casi agazapado, feroz y amenazante.
Los hombres se detuvieron junto a los otros dos y no dijeron palabra alguna, esperando, sabían que los enemigos no estaban lejos.

Zair limpió toda responsabilidad al oir la pregunta. Automáticamente miró a Hannibal-¿Cuál es el plan?-Indagó nuevamente.

Rogue tan solo ladeó la cabeza para mirar al líder de aquel pequeño pero poderoso grupo, esperando así las órdenes.

Entre tanto, una pequeña bola de luz brillante se movía por los laberínticos pasillos de aquella inmensa guarida. Una vez llegado a destino, un inmenso salón oscuro, la bola tomo la forma de una joven y esbelta mujer, era Solebath.

-Ya han llegado, están a las afueras a unos dos kilómetros de aquí- le anunció a quien estaba a cargo de aquella guarida.

-Sabemos que nuestros enemigos son rápidos e implacables, sin embargo por consiguiente eso significa una defensa pobre o bien, reducida. Desconozco los patrones de ataque, sin embargo nuestros golpes deben ser contundentes y fulminantes.-Analizó el lugar-Estamos en un desierto, la arena sin duda dificultará tanto sus movimientos como los nuestros, y el correr sin duda nos hará gastar el doble de energía. No se muevan más de lo necesario, debemos ahorrar fuerzas. Atentos al oído y olfato, será inútil intentar verlos si se mueven tan rápido como se dice

-Según lo que Kyrara ha transmitido al clan, tanto la líder como su hermano son las dos potencias a resaltar, favoritos de Handoo Krivhlid-Informó Zair mirando a cada miembro-Una rubia y un grandote-Dijo casi graciosamente, como si fueran datos totalmente relevantes.

Hannibal asintió ante las palabras del chico.
-Si son favoritos, será por algo-Habló muy por lo bajo, aún más cuando supo que la primera enemiga estaba al acecho
-Esa mujer, la que está ahí, es la líder su clan, ¿O me equivoco?-Preguntó el demonio pequeño, acercándose al híbrido y apenas poniéndose a la defensiva

HEPZEBAH
Y entre figuras de portes altos y adultos, se alzo finalmente la de una niña. Su presencia fisica desbordaba una monárquica belleza, una elegancia tan incomparable y arrogante que solo podia escupir preciosamente una palabra: Jëylls. Sin embargo, la pequeña hija de uno de los Originales del poderoso clan se rodeaba de la presencia de un Setan, su maestro. Claramente se mantuvo cerca también del otro miembro de su clan, Zair. Reino en ella el silencio, su poderosa mente comprendiendo sin dificultad alguna las palabras de todos y acallando su disgusto ante la falta de organización anticipada del batallón. La mirada zafira de la niña espero palabras de su maestro o del Jëylls mayor, los únicos cuyas palabras influenciarían con mayor importancia sus pensamientos. Cuando llegaron, primero por parte de Hannibal, se limitó a asentir dando asi entendimiento de su aceptación, complacida por recibir datos de una fuente en la que confiaba en vez de por parte de otro miembro de la fuerza. Luego, Zair fue quien capto la amplia atención de Velathri, particularmente ante la mención de la líder a quien se sabía tanto la niña como su padre seguían con mortífera lealtad. Nuevamente tuvo en cuenta la nueva información de sus oponentes. La pequeña dirigió su vista a Hannibal, aguardando con infinita paciencia y calma.

El híbrido apenas volteó a ver a la niña de reojo, sin descuidar en ningún momento la guardia. Sabía que no faltaba mucho. La saludó con un casi imperceptible asentimiento de cabeza.
Folter no hizo nada, únicamente se colocó de cuclillas, esperando.

-Un par de ratitas-Se escuchó uma segunda voz dentro de la fortaleza-Al parecer Kyrara no viene hoy y envía a una niña a saludarnos-Rió Yeléini a su hermano mayor. Gian por otro lado mantuvo silencio-Es conveniente atacar alli afuera, ahora-Exclamó liderando literalmente a la líder-Ahora-Repitió tomando una postura firme y fiera.
Más alla de los medanos, Zair no dijo nada, simplemente tomó su fase lobuna nada más ni nada menos que por facilitar su movilidad en ese suelo tan traicionero.

Hannibal hizo una casi imperceptible señal a los de su grupo, los hermanos ya estaban cerca, mientras más preparados estuvieran, mejor.
Folter estaba más que dispuesto, por su lado, Hannibal no se movió ni un centímetro. Lo único que quedaba era esperar.
-Estén atentos a la dirección del viento-Dijo después de algún tiempo, sin dar mayor explicación.

- Yo creo que deberíamos dejarles entrar, después de todos podemos llevarlos a los pasillos que estén sin salida - fue lo único que acotó con un leve encogimiento de hombros, después de todo otra opción era atacar al aire libre, aunque veía mejor la opción de atacar dentro de la guarida.

Amy no dijo nada, tan solo escuchó con sus orejas paradas, atenta no solo a lo que sus colegas decían si no que también a lo que pasaba a todo su alrededor.
- Aun no están aquí - dijo entonces por lo bajo, sin saber si estaba interrumpiendo o no alguna charla- puedo sentirlos a todos... están dentro de la guarida -

HEPZEBAH
La pequeña Jëylls no necesitó más que ese leve movimiento de cabeza ni tampoco habria exigido nada de no haberlo recibido. En completa honestidad, a la niña no le agradaba en extremo el grupo pero trabajaría con lo disponible y sus focos de atención estaban en su mayoria centrados en sus oponentes, reservando otro para su maestro y un tercero para el Jëylls peliazul. Los demás miembros de la guarida compartían un mismo foco. Pudo percibir muy levemente las fluctuaciones de energía desde donde sus enemigos tanteaban como ellos, la calma de Velathri era incomparable.

Hannibal se volvió hacia Amy, analizando lo que había dicho.
-Sí, están adentro-Parafraseó Folter.-Sin embargo es posible que sea una trampa-Obvió el demonio lo ya implícito, únicamente haciéndolo tangible ante los demás.
-No es conveniente adentrarnos, únicamente nos estaríamos metiendo a la boca del lobo, ellos conocen el terreno y aún más la base en la que están.-Reflexionó-Amanda-Llamó a la mujer. Sabía que odiaba que le dijeran por su nombre completo, sin embargo Hannibal era demasiado formal como para utilizar seudónimos o diminutivos-Eres prácticamente intocable, por lo que tu serás la primera defensa, y del mismo modo, sé que controlas el agua, sería de gran ayuda que intentaras mojar por donde nosotros pisemos, así será mucho más fácil nuestra movilidad.
Sin decir más, el hombre creó un pequeño gorrión de oscuridad.
-Tu serás mis ojos-Le dijo, y la criatura voló hacia la guarida, examinando el terreno más de cerca. Era obvio que no le importaba que los enemigos vieran al pájaro, sabían de sobra que ya estaban ahí.
"Si alguno de nosotros tuviera alguna manera de ver a través de la roca de la guarida, podríamos ahorrarnos una visita innecesaria" Pensó.

Fue un leve gruñido lo que salió desde la garganta de la loba peliblanca cuando escucho su nombre completo.
-Lo lamento- se disculpó enseguida con el Setán, después de todo fue algo involuntario haberlo hecho. No interrumpió más, tan solo escucho lo que Hannibal le decía y cuando este culmino tan solo asintió una sola vez con los ojos cerrados. En su basta mente un plano del lugar se hizo visible y después unos puntos titilantes de diversos colores: Violeta para Hannibal, Rojo para Folter, Azul para Zair, Celeste para Velathri y Turquesa para ella misma; mientras que en el otro lado del mapa otros cuatro puntos titilantes agrupados eran simplemente de color naranja.

-Dije que atacaremos afuera-Insistió el hermano mayor, caminando a la salida con total maestría y poder.
-Conocemos las arenas mejor que nadie, hay que aprovechar.-Añadió Yeléini a Solebath, siguiendo a su hermano.

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Zair calló y miró en dirección a la guarida, ladeando la cola con ansias y algo de emoción.

Dentro de la guarida, justo atrás de los tres desconocidos, algo estalló. La golondrina anteriormente convocada explotó en mil pedazos, creando una onda expansiva increíblemente grande para un animalillo tan pequeño como era. La sala se llenó de oscuridad, densa, como niebla, nada era visible ni para quien tuviera la mejor vista.
Algo se empezó a mover en el lugar.
Afuera, Hannibal veía la construcción a la distancia, controlando la oscuridad dentro.

La joven Dêsan no acotó palabra alguna, tan solo mantuvo el silencio mientras caminaba detrás de ambos hermanos, sin detenerse a escuchar si la cuarta muchacha les seguía el paso o no.
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Súbitamente la joven loba abrió sus ojos y clavó su turquesína mirada en Hannibal.
-Se están moviendo, los puedo sentir- le informó con total calma.

La pequeña Jëylls mantuvo su posición mientras sus ojos viajaban junto a la pequeña ave oscura que su mentor había producido. Sintió los rápidos segundos en los que la golondrina se llenaba de energía en la distancia antes de estallar, dando lugar a la oscuridad que Hannibal ahora controlaba, e instintivamente mitigó el levísimo temblor de la tierra bajo sus pies. Posiblemente los otros ni siquiera habrían notado la diferencia, para ella y su extrema sensibilidad a su entorno era algo molesto que con facilidad erradicó. "Lo que hacen es salir de la guarida. Combatirán en las arenas, aparentemente se sienten confiados afuera. De otra manera habrían aguardado a nuestra entrada." Rompió su silencio la melódica e increíblemente madura voz de la niña que aún mantenía una infantil agudeza vocal. Velathri ofreció pocas palabras, las suficientes, agregando información que rápidamente discernió al comentario de Amanda y volviendo al silencio una vez más. Seguramente no volvería a hablar a menos que alguien se dirigiese a ella puntualmente o que obtuviese más testimonios relevantes a su causa.

Dos siluetas, tan veloces como la mismísima luz habían salido en el momento preciso del estallido de la guarida. Ambos hermanos, Yeléini y Gian hacían honor a su especialidad: eran intocables prácticamente, la velocidad los vestía y apellidaba.
Sin importar si el resto de sus compañeros yacían atrapados en la guarida acosada por aquel misterioso pájaro negro, los dos, uno en lobo y la otra en humana avanzaron a paso lento antes de desaparecer en la mismísima nada.
No, no se habían teletransportado o algo parecido, era su increíble agilidad y capacidad de camuflaje. El pelaje de ambos era arenoso en cualquier fase, lo que los hacía fácilmente confundibles con el entorno.
-¡Pum!-Rió la rubia al acercarse peligrosamente al grupo dirigido por el Setan, desapareciendo tan pronto como se había dejado ver.
La reacción natural de Zair fue darle la espalda al grupo para proteger el flanco que le correspondía en esa especie de ronda, recibiendo un golpe perfectamente asestado en su hocico, de lo que parecía ser un ser invisible. Gian se movía rápidamente entre médanos, acosando al peliazul.

Folter enseguida se puso en marcha, corrió de una forma impresionante, parecía incluso que volaba, pues no levantaba ni un poco de arena al pisar. No parecía seguir un patrón específico, no al menos hasta que, a propósito, se atravesó en el camino de los hermanos, intentando que perdieran el equilibrio o que al menos los tomara desprevenidos. Del mismo modo, por medio de la marca, le mandaba a cada segundo su ubicación a Hannibal.
Por su parte, el híbrido simplemente hacía todo lo posible por seguir el rastro de los enemigos con los ojos.

Desde su posición veía los movimientos que los hermanos, a diestra y siniestra ellos atacaban y retrocedía o por lo menos es lo que Solebath había podido captar. Entonces sus ojos se dirigieron a Folter, el primero de los enemigos en hacer un movimiento. Lo siguió con la mirada y, cuando lo vio correr hacia los hermanos, movió sus dedos manipulando las sombras de ambos Duran, haciendo que éstas se estabilizaran y, al poco tiempo, empezaran a perseguir al demonio.

Un ruido se escuchó por debajo de los pies de los que aun permanecían en el círculo, poco tiempo después desde la arena empezó a surgir en diminutas cantidades el agua que corría en las cuencas y napas subterráneas. Amy estaba en su forma humana, con los brazos extendidos hacia los costados y con las manos abiertas teniendo las palmas mirando hacia el suelo, el cual en poco tiempo se empezó a humedecer y la arena pronto se convirtió en barro, dejando un suelo firme para que sus compañeros pudieran pisar sin problema alguno.

De manera absolutamente involuntaria una sensación de sadismo y sed se empezó a revolver dentro de la pequeña Jëylls. Era su lado demoníaco sonante y cantante ante la posibilidad de blandirse en batalla. La niña lo acalló completamente, con desdén a ese lado independiente de ella pero recibiendo la motivación con regocijo. No tardó en abrir tres nuevos focos en su prodigiosa mente que seguían cada movimiento de sus enemigos. La velocidad de dos era ciertamente admirable.

Luego presintió algo que le dio un inmenso placer. Una de sus compañeras de brigada, Amanda, comenzó a humedecer la arena pero con el agua subterránea trajo a flote una sustancia con la que Velathri tenía la innegable maestría, aún a su corta edad. El barro prontamente comenzó a desplazarse con el poder de la niña que lo controlaba como elemento original de su propia creación. Aún así, antes de hacer nada, observó a su maestro esperando a una orden por parte de este o, en caso similar, a que Hannibal la habilitara a combatir por mano propia. Todo dependería si su mentor deseaba mantenerla como apoyo, utilizarla en alguna estrategia o dejarla intervenir de manera más independiente.