Guarida I - ROL

La rubia Duran frenó en seco, topándose de lleno con un lobo de tonos azulados que con descaro lanzaba tarascones a su fino y delicado rostro. Zair había aprovechado la distracción que el avance de Folter causó, dejando a Gian para el demonio y a Yeléini a su disposición. La mujer abrazó el cuello del gran perro azul, apretando cada vez más, haciendo tronar sus huesos, mas no duró mucho.
-Calambre-Murmuró el Jëylls, causando esa espantosa sensación en todo el cuerpo de la chica que gritó al impacto.
Gian, por otro lado esquivó muy arriesgadamente a Folter, tropezando pero no cayendo, causando un gran revuelo en la arena, dejando su posición revelada. Pasó su forma a cánida, escuchando los alaridos de Yeléini, y aprovechando la ayuda de Solebath fue en su ayuda.

Por un lado, cuando el pequeño demonio en observó lo que sucedía con Solebath, enseguida corrió hacia ella, en zigzag para que no reconociera tan fácilmente su ubicación. Cuando llegó hacia ella, le propinó un golpe fuertísimo en la mandíbula y volvió a correr del lado contrario.
"¡Ahora!" Pensó le híbrido, y se lanzó contra Gian con sus garras de energía negra, asentándole lo que pretendía ser un golpe en la espalda. Mientras tanto, mandó hacia Zair unos grandes tentáculos de oscuridad, que afianzaron aún más a la loba que este último tenía en su poder. Era la líder, y le interesaba mantenerla cautiva y con vida.
"Destrózales los pies cuando pisen" le dijo a la más joven de grupo de manera telepática, haciendo clara referencia al barro.

No lo vio venir en lo absoluto. Su cuerpo, liviano y delgado, salió despedido por los aires después de tal embestida. El dolor sin duda alguna recorrió cada célula de su cuerpo, pero , aunque fuera lo peor que haya sentido alguna vez, eso no la detuvo. Se levantó de la arena ceca y se sacudió la ropa antes de proseguir con su trabajo. Sus dedos se movieron a una velocidad inimaginable, parecían pequeños tentáculos que señalaban a diferentes ubicaciones, parecía que en ellos habían hilos invisibles que estaban conectados a otros objetos y, con el movimiento, los animaba. Y así era. Las sombras de todos los allí presentes empezaron a manifestarse. Primero se movió su misma sobra, la cual se arrastro por el seco terreno y estiró sus brazos para aprisionar las dos patas traseras de Folter, haciendo que éste cayera de bruces al suelo, cortándose el hocico debido a la fuerza del impacto. La segunda sobra se se movió fue la del segundo Setan, esa que tenía las garras de energía negra. Solebath no fue tonta, aprovecho aquella sobra para obstruir el camino de Hannibal. Las restantes tan solo se habían posicionado a su lado, ella esperaba el momento de usarlas.

Por otro lado Amy siguió en su lugar, la verdad es que interferir o no en aquella batalla le daba igual, más aun así eran más las ganas de hacerlo que de quedarse allí parada humedeciendo el suelo para que la pequeña Jëylls pudiera hacer su parte. Miró de reojo a Hannibal esperando quizá alguna orden, o tal vez ninguna hasta más adelante, usándola para el Jaque Mate.

Velathri obedeció la orden de su maestro y actuó de inmediato. Ladeó su rubia cabeza levemente, un movimiento sutil, lleno de gentileza. Muy por el contrario a la actuación elegante y agraciada de la joven Jëylls, el barro comenzó a expanderse de manera violenta por toda el área como si fuese un alud en la cúspide de su poder. La sustancia húmeda e inestable, incluso más que la arena puesto que al pisar generaba un efecto de succión, se endurecía bajo los pies de los aliados de la niña convirtiéndose en un suelo duro y fácil de navegar. La razón de que la niña se molestase en hacer esto eran dos: por un lado les facilitaría enormemente la movilidad pero más importante, los resguardaría de lo que estaba por ocurrir.

Acatando la orden de Hannibal, el primer objetivo de Velathri fue el enemigo que actualmente estaba en movimiento: Gian.  Logró alcanzarlo por medio de cubrir con barro el área por la que corría. La tarea era difícil en vista de la velocidad del individuo pero la facilito ampliamente cuando tomó su forma lupina. En su próximo paso una de sus patas traseras y otra de las delanteras fueron absorbidas dentro de la tierra, succionándolo hasta poco antes de las rodillas. Por un segundo los ojos zafiro de la pequeña brillaron en rojo y la presión del barro alrededor de las patas del enemigo aumentó a tal  que muy posiblemente habría dañado con severidad las construcciones óseas dentro de sus patas.

Posteriormente, la niña observó cómo su sombra se despegaba de ella controlada por la enemiga restante, aquella que al parecer no compartía la extrema velocidad de los otros dos. Luego de ver como una de ellas aprisionaba las patas de Folter Setan, Velathri tuvo una idea que podría implementar. Antes entabló el lazo telepático con el Híbrido Setan, "Puedo bloquear la luz con una nube de polvo, Maestro. Podremos ver con facilidad y será más que suficiente para aniquilar a las sombras usadas en nuestra contra, si se me permite." Expresó con extrema educación y calma, era conocido el respeto que guardaba al Setan y procedió a esperar con paciencia la aprobación o negación de su mentor.

Yeléini se retorcía en el suelo, lanzando unos chillidos mínimos de dolor, pues eso era lo único que podía hacer.
Gian por su parte, recibió de lleno el golpe del Setan, cayendo de rodillas pues se mostró en su forma humana. La presión era tal que destrozaría los huesos de quien sea al mínimo contacto... mas no a Gian. Él, sobre su hermana se destacaba en la terrible fuerza física, por lo que rápidamente tomó los puños de Hannibal y lo lanzó sin censuras contra Zair, derribándolo. El peliazul no logró mantener la conexión, por lo que Yeléini fue liberada y potenciada: la rubia estaba furiosa. Clavó sus ojos en el Jëylls, causando una descarga eléctrica suficiente para quemar piel y destrozar órganos, Gian por su lado, escupió una gran mancha de sangre. El golpe le había causado daño interno al parecer. Dificultoso se reincorporó, desapareciendo en nubes de arena al segundo siguiente.

Sin duda alguna el movimiento de Solebath tomó desprevenido al demonio más pequeño. Azotó contra el suelo, dándose un fuerte golpe en la mandíbula, sintiendo como el sabor metálico de la sangre le llenaba la boca. Hannibal le había dado órdenes, pero empezaba a impacientarse. Folter, entonces, tocó su sombra y esta se expandió, haciendo un pequeño camino negro hasta llegar a la mujer que lo había lanzado al suelo.
Por su parte, el híbrido apenas esbozó una sonrisa al darle a Gian. No planeaba dañarlo mucho, un simple corte, un rasguño era suficiente, pero lo cierto es que tenía que admitir que le había ido mucho mejor. Su veneno empezaría a hacer efecto en algunos segundos. Era obvio que no era mortal, pero producía un inmenso dolor y entumecimiento. La sonrisa de Hannibal no duró mucho, ya que se vio lanzado por los aires sin remedio, estampándose contra Zair. Sin embargo, apenas hubo tocado el suelo, se recompuso rápidamente y... Despareció. Cualquiera pudo pensar que se transportó o desvaneció. Pero no era así.
"Las sombras no son nuestras enemigas. No desperdicien fuerzas innecesarias, aún falta una" Dijo a las dos mujeres de su equipo, mientras ejecutaba su movimiento. Y su afirmación no iba en vano, estaba usando las sombras en su favor, ¿Y que eran las sombras más que una extensión de oscuridad? No, Hannibal no podía controlarlas, pero gracias al nuevo Setan -no muy querido por los demás- había aprendido algo de ellas, entre lo que se encontraba el transportarse en ellas, volviéndose pura oscuridad. Así recorrió el campo entero gracias al camino que habían trazado todos con sus propias sombras , hasta llegar al camino que había hecho Folter anteriormente, que lo condujo hacia quien estaba controlándolas. Se materializó delante de la mujer y, sin reparos, la tomó por el cuello con sus garras, apretando con brutalidad y destrozándole la garganta.
"Amanda, vigila" Le dijo a la mujer, sabiendo que podía invocar grifos que cuidaran el perímetro. "Velathri ¡Protege!" Gritó mentalmente de improviso, sabiendo que una descarga eléctrica de dimensiones descomunales estaba yendo hacia Zair. Lo más lógico sería cubrir al muchacho con barro, al fin y al cabo era un mal conductor de electricidad.

Reacciono tarde, no; ella nunca reaccionaba tarde cuando de sombras se trataban y más cuando alguien se teletrasportaba por ella, pero el enemigo fue mucho más rapido y no le dio oportunidad de siquiera pestañear. La mujer no podía si quiera respirar ante tanta presión, y peor fue el grito que quiso soltar cuando su garganta se destrozo, el veneno había entrado en su torrente sanguíneo y pronto empezó a sentir el dolor que éste producía. Aun así, aun con tanto dolor, la joven dama sonrió mostrando unos perlados dientes llenos de sangre (su sangre), antes de des materializarse y pasar directamente a formar parte del mundo de las sombras, donde se curaría con mayor rapidez que si lo hacía siendo tangible.

Por otro lado Amy escucho aquellas palabras de Hannibal en su cabeza, al principio no entendió más cuando vio lo que estaba pasando una imperceptible sonrisa se adueño de sus finos labios. Nuevamente escucho su nombre completo y nuevamente gruño por lo bajo, era algo ya incorporado en ella, más tratando se de Hannibal Lecter tendría que acostumbrarse. No perdió ni un segundo; cerro sus verdes ojos y pronunció palabras en el antiguo idioma del Clan al que ella pertenece, no bien sus labios se detuvieron tres hipogrifos se hicieron presente en el lugar: dos sobrevolaron el terreno mientras que uno se quedó en la tierra entre medio de Amy y la joven Jëylls.

Milisegundos...Eso fue lo que le tomó a la pequeña Jëylls. Fue en ese cortísimo período de tiempo en que la niña accedió a su fuente primaria de energía que se sentiría en el campo de batalla como un nodo de fuerza, una fuente unipersonal a la que muchos les habría gustado tener acceso. Mientras esa energía estuvo abierta finas venas negras se contrajeron al rededor de los ojos, manos y muñecas de la pequeña Jëylls quien, acatando la orden de su mentor y líder, levantó una muralla de lodo con una rapidez que consiguió resguardar al Jëylls peliazul del ataque eléctrico de la enemiga, el cual al hacer contacto con el lodo simplemente consiguió secarlo y transformárlo en una rígida pared de tierra. Velathri volvió a humedecerlo inmediatamente, esperando un segundo ataque de la rubia y sabiendo que probablemente el otro Jëylls requeriría aunque sea unos segundos de respiro. Luego de esto, un enorme movimiento de energía, cerró el nodo inmediatamente, y soltó controladamente un gran respiro por su nariz. Aún no podía resistir acceder a su energía por completo sin aniquilarse en el proceso pero ese era un aspecto que la híbrida demonia Jëylls tenía muy bien controlado. Se mantuvo a la alerta de los comandos de su maestro y de las situaciones de sus compañeros.

Zair confiaba plenamente en la defensa de su pequeña familiar, lo que hizo que en esos breves segundos de calma, recuperara el aire y se preparara nuevamente para la batalla.
Sabía de sobra que Yeléini no iba a gastarse en derribar la muralla de lodo, sino más bien esperaría como un tigre a su presa, a la salida de su cueva. Era una mujer peligrosa, pero tenía órdenes claras: llevarla viva a los pies de la corte. No importaba si su vida corría riesgo, él iba a llevarla viva quiera o no.
Solamente tenía que verla a los ojos, y todo finalizaría...
Gian, por otro lado se movía con la misma velocidad inicial, dejando caer gotas de sangre a su paso, revelando con unos segundos de tardanza su antigua ubicación. Era como un rayo, inquieto, zigzagueante, impredecible. Hannibal no estaba a la vista, mas si la pequeña que había interrumpido el ataque de su amada hermana.
A sus espaldas fijó rumbo no en Velathri, pero si en la Stand. Esquivó a su bestia invocada, embistiéndola y apartándola rápidamente de la Jëylls. Sabía que si permanecían juntas era por algún motivo, y no iba a dejar que lo llevasen a cabo.

Hannibal gruñó al darse cuenta que Solebath se le había escapado, sin embargo... no por mucho. Había tenido una lucha de ese mismo tipo hacía algún tiempo, otra más no le haría mal. Así que cerró los ojos y de nuevo desapareció, infiltrándose al mundo donde la mujer había huido, la enfrentaría fuera de la arena.
"Ahora, es tu turno de demostrar quien eres" Fue lo último que le dijo a la más pequeña, dándole la libertad de actuar como ella quisiera durante su ausencia. Por supuesto no la dejaría desprotegida ni a nadie más de su equipo en ese momento iba por un enemigo del cual podría aprovechar sus poderes.
Folter, por su parte, se levantó y corrió a la par de Gian, si bien este le llevaba ventaja pues tenía más tiempo moviéndose, las gotas de sangre lo guiaron hasta que llegó donde estaban las mujeres de su equipo. Aceleró el paso y embistió con toda su fuerza a ambos enemigos, primero a Yeléini, dándole una oportunidad a Zair de lanzar su poderoso ataque, luego hasta su hermano, al cual interceptó, de nuevo metiéndose en su camino. Le azotó con su puño, sin embargo no sabía a ciencia cierta si le había dado, al fin y al cabo era muy rápido, sin embargo esperaba al menos haberle aturdido con su intromisión.

La mujer estaba allí pero no era visible y tampoco tangible, pero estaba allí mirando al recién llegado cual leona a un ñu. Sonrió de costado y se hizo ver, más no sólidamente, era como un holograma.
-Eres la primera persona que conozco que puede adentrarse al mundo de las sombras - afirmo con tranquilidad mientras mientras clavaba sus ojos en los de él sin emoción alguna. La Dêsan se alejo, ya era tangible y se podía observar como la herida antes causada por Hannibal habían desaparecido: El tiempo en aquel lugar era diferente que en la realidad.

Por otro lado Amanda se dio vuelta con rapidez al ver como su invocación era apartada con rapidez de su lado. Gruñó y vió hacia arriba y en ese momento una de las inmensas bestias bajó en picada hacia el hombre y, sin que éste lo viera venir, lo embistió por la espalda haciendo que cayera en el lodo que la pequeña Jëylls manipulaba. Después de aquel movimiento la bestia volvió a las alturas mientras que el otro Hipogrifo volvía a posicionarse, algo herido, entre ambas muchachas.